“El cambio requiere un pensamiento capaz de unir lo que aparentemente está separado...”
Cuando las familias son fuertes y estables, también lo son los niños y las niñas que forman parte de ellas, ya que muestran mayores niveles de bienestar y resultados más óptimos y positivos en las tareas que se proponen.
La salud emocional del individuo está conectada con su sistema familiar, con las fortalezas, las debilidades y la comunicación que de este sistema emergen.
Sabemos que los hijos son fuente inagotable de felicidad, pero también de preocupación e incluso angustia.
El objetivo de la Terapia familiar sistémica es fortalecer la relación entre los miembros de la familia, aumentando la capacidad de los padres en el abordaje de posibles dificultades que aparecen en las fases de crianza y del ciclo vital. Este enfoque se presenta como una forma sistemática y científica de aproximación y representación de la realidad vista desde una perspectiva holística e integradora, donde lo importante son las relaciones y los mecanismos que a partir de ellas se desarrollan.
La terapia familiar sistémica es breve, entre 6 y 20 sesiones, en el proceso, sin tomar partido ni juzgar, favoreciendo que las familias intercambien puntos de vista y enriquezcan así sus relaciones, ayudando a individuos, parejas y familias a ser conscientes de movilizar sus propios recursos para alcanzar los objetivos que se marcan.
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